Del castellano antiguo amor ("amor"), y este del latín amōrem ("amor"), derivado del verbo amō, amāre, a su vez del indoeuropeo *am- ("madre).
El amor es uno de los conceptos más complejos y polifacéticos que existen; representa una fuerza que transforma nuestras vidas y puede llevarnos al éxtasis o a la máxima desesperación
Nunca hemos faltado tanto a la verdad como en nombre del amor, otorgando a la mentira cierta función protectora.
Cuántas veces hemos escuchado frases como: “nunca querré a nadie como a vos”, “te amo desde el día en que te conocí”, “sin vos me muero”. Ninguna de ellas puede ser contrastada pero a su vez sabemos de su insustentabilidad. ¿Cómo saber si amaremos por siempre, cómo medir el amor, cómo suponer la inminencia de la muerte frente a su ausencia?
El amor nos confronta con el hecho de que, como en toda ficción, llegará el momento del desenlace y el desencanto que podrá anunciar el final definitivo o tal vez no, que podrá llevar a una resignificación del amor, o no.
Hace algún tiempo
fuimos todas las películas de amor mundiales
todos los árboles del infierno.
Viajábamos en trenes que unían nuestros cuerpos
a la velocidad del deseo.
Como siempre, la lluvia caía en todas partes.
Hoy nos encontramos en la calle.
Ella estaba con su marido y su hijo;
éramos el gran anacronismo del amor,
la parte pendiente de un montaje absurdo.
Parece una ley: todo lo que se pudre forma una familia.
Fabián Casas
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
En este nuevo tiempo donde prima la autosuficiencia y la prescindibilidad, cabría preguntarse si necesitamos del amor de “un-otro”.
Lo que resulta evidente es que el amor romántico, apasionado y exclusivo ha dejado su lugar a otra modalidad : el amor libre, inclusivo y múltiple.
El misterio es sólo vacío. Los gatos existen
para enseñarte a hundir los ojos en el silencio.
Octubre podría llamarse adiós o jueves o laúd.
La paz es tedio. El sol se pavonea lleno de oro.
Y la luna finge ser un transatlántico que está de fiesta.
Nada concuerda con nada. Y sin embargo, yo,
a escasos metros de mi final, espero todavía
una ración de amor.
José Sbarra
. Lic. Florencia Fernández. Nota de Página 12 . 17.01. 2019 . El poliamor y las nuevas formas del querer