Buenos Aires a los veintiséis días de julio del 2024
me dices que baje la voz porque mis opiniones me restan belleza pero yo no he sido hecha con fuego en mi vientre para así poder ser apagada no he sido hecha con una lengua ligera para así poder ser tragada más fácilmente he sido hecha fuerte mitad cuchilla mitad seda difícil de olvidar y no de fácil seguimiento para la mente.
you tell me to quiet down cause my opinions make me less beautiful but i was not made with a fire in my belly so i could be put out i was not made with a lightness on my tongue so i could be easy to swallow i was made heavy half blade and half silk difficult to forget and not easy for the mind to follow
Rupi Kaur
. . Rupi Kaur . Panyab . India . 1992 Versión . Elvira Sastre
Buenos Aires a los veintiséis días de julio del 2024
Antes de la palabra el miedo una línea de sangre reptando por la lengua una mariposa y su vuelo ciego el miedo cobarde de costillas hundidas fue a la trampa los cerrojos crujieron duró apenas lo que una rosa de hielo en un agujero del pecho Sin él mis manos florecieron entonces ella la palabra la que camina a cuatro patas por el guadal la que amanece dormida en los burdeles la inequívoca de los ojos vendados desplegó sus alas a mi puerta y dijo calladita jamás nunca jamás
Ernestina Elorriaga
. Ernestina Elorriaga . Prov. de Buenos Aires. Argentina. 1954
Buenos Aires a los veintiséis días de julio del 2024
Ese instante que no se olvida Tan vacío devuelto por las sombras Tan vacío rechazado por los relojes Ese pobre instante adoptado por mi ternura Desnudo desnudo de sangre de alas Sin ojos para recordar angustias de antaño Sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma Ponle tus cabellos escarchados por el fuego Abrázalo pequeña estatua de terror. Señálale el mundo convulsionado a tus pies A tus pies donde mueren las golondrinas Tiritantes de pavor frente al futuro Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada Acurrucado en la cueva del destino Sin manos para decir nunca Sin manos para regalar mariposas A los niños muertos.
Buenos Aires a los veintiséis días de julio del 2024
Tienes tu sombra. Los lugares a los que fuiste te la han devuelto. Los pasillos y jardines vacíos del orfanato te la han devuelto. El puesto de los canillitas te la ha devuelto. Las calles de Nueva York te la han devuelto y también algunas calles de Montreal. Las habitaciones de Belém donde los lagartos atrapaban mosquitos te la han devuelto. Las calles oscuras de Manaos y las calles húmedas de Río te la han devuelto. La ciudad de México de donde te querías ir te la ha devuelto. Y Halifax cuya bahía se lavó las manos de ti te la ha devuelto. Tienes tu sombra. Mientras viajabas la secuela blanca de tu partida hizo que tu sombra descendiera pero cuando llegaste ella te recibió. Tenías tu sombra. Las puertas que atravesaste te quitaron tu sombra y al regresar, te la devolvieron. Tenías tu sombra. Incluso si olvidabas tu sombra, volvías a encontrarla; siempre estuvo contigo. Una vez en el campo la sombra de un árbol cubrió tu sombra y fuiste un desconocido. Una vez en el campo pensaste que tu sombra había sido ensombrecida por alguien más. Tu sombra calló. Tus ropas atrajeron tu sombra; cuando te las quitaste se extendió como la oscuridad de tu pasado. Y tus palabras que flotan como hojas en el aire que se pierde, en un lugar que nadie conoce, te devolvieron la sombra. Tus amigos te devolvieron tu sombra. Tus enemigos te devolvieron tu sombra. Dijeron que era pesada y que taparía tu tumba. Al morirte tu sombra durmió en la puerta del horno y comió cenizas en lugar de pan. Se regocijó entre las ruinas. Te observó mientras los demás dormían. Brilló como cristal entre las tumbas. Se tranquilizó como el aire. Quería ser nieve en el agua. Quería ser nada, pero eso era imposible. Vino a mi casa. Se sentó en mis hombros. Tu sombra es tuya. Se lo dije. Dije que era tuya. La he cargado demasiado tiempo. Te la devuelvo.
You have your shadow. The places where you were have given it back. The hallways and bare lawns of the orphanage have given it back. The Newsboys Home has given it back. The streets of New York have given it back and so have the streets of Montreal. The rooms in Belém where lizards would snap at mosquitos have given it back. The dark streets of Manaus and the damp streets of Rio have given it back. Mexico City where you wanted to leave it has given it back. And Halifax where the harbor would wash its hands of you has given it back. You have your shadow. When you traveled the white wake of your going sent your shadow below, but when you arrived it was there to greet you. You had
your shadow. The doorways you entered lifted your shadow from you and when you went out, gave it back. You had your shadow. Even when you forgot your shadow, you found it again; it had been with you. Once in the country the shade of a tree covered your shadow and you were not known. Once in the country you thought your shadow had been cast by somebody else. Your shadow said nothing. Your clothes carried your shadow inside; when you took them off, it spread like the dark of your past. And your words that float like leaves in an air that is lost, in a place no one knows, gave you back your shadow. Your friends gave you back your shadow. Your enemies gave you back your shadow. They said it was heavy and would cover your grave. When you died your shadow slept at the mouth of the furnace and ate ashes for bread. It rejoiced among ruins. It watched while others slept. It shone like crystal among the tombs. It composed itself like air. It wanted to be like snow on water. It wanted to be nothing, but that was not possible. It came to my house. It sat on my shoulders. Your shadow is yours. I told it so. I said it was yours. I have carried it with me too long. I give it back.
Mark Strand
. Mark Strand . Summerside. Cánada . 1934 . Nueva York . EEUU. 2014
Buenos Aires a los veintiséis días de julio del 2024
Amado hoy te he buscado sin hallarte por entre mi ciudad y tu ciudad extraña junto a alquerías errantes guardadas por el campo y de agitado pasto vencidas y entornadas. Y de pronto llegaste, huésped de mi alegría y me poblé de islas con tu brillante dádiva. Desde la brisa fresca llegaste como un niño con un pañuelo blanco y la noche voló de sueño entre las ramas, junto al gozo del agua y el rastro de la abeja. Amado, en cuyo cuerpo yo reposo y en cuyos brazos desemboca mi alma, cómo será no hallarte en la distancia, y llegar a tu cuerpo como los alimentos reanudados al calor de la gracia necesaria y perdida. Estar donde no estoy más que de paso, no estar donde tu aliento me contiene y me desgarra como una piedra el alma. Cómo será tener, de golpe, el cuerpo dividido y el corazón entre las manos congregado y solo. Amado hoy te he buscado por entre mi ciudad y tu ciudad extraña y no te he hallado. Cómo será buscarte en la distancia.
Eunice Odio
. Eunice Odio. San José . Costa Rica . 1922 . Ciudad de México . México . 1974
mi voz está en su sitio el corazón sabe algo más porque me duele por eso digo: terrible oficio es repartir equivocadamente los abrazos y que el alma viva entre perros hambrientos uno de mis errores fue creer que todos éramos hermanos y ahora no se le puede cambiar el horizonte a la nostalgia hay que olvidarse de las viejas sonrisas y andar con el dolor a cuestas para que sirva definitivamente nunca dije mi lágrima fue grande sufrí no me quisieron cada uno conoce su dolor y sabe de qué manera hablarle a la desgracia que venga la vida y me golpee de nada vale cerrar los ojos un hombre dormido es un dolor que descansa es duro el amor cuando se niega un día sin embargo recuesta sus abrazos apoya su misterio en mi cabeza y me lleva a vivir al primer piso de un incendio no comparo simplemente doy mi fruto y espero la semilla más humilde puede brotar el fuego o la hermosura si estoy acorralado entre dos besos decido acurrucarme al pie de mi corazón y sueño soy triste hasta los zapatos a la hora del té mi alegría se sienta y llora conmigo pero sostengo que un día aunque el amor sea el hermano implacable de la lluvia de mi casa a tus ojos no habrá naufragios
Roberto Santoro
. . Roberto Santoro . Buenos Aires. Argentina . 1939 . Desaparecido en Argentina . 1977
Como si eso pudiera salvar mi vida. Y podría. Por los muertos dentro de los bajos de la tierra. Por los muertos desechados en cascadas y los chales de ceniza. Sobre campos y grandes masas de agua. O descansando en un estante dentro del capullo de una urna.
Por aquellos menos ceniza que pequeños fragmentos de hueso. Por aquellos no encontrados. Por aquellos no nacidos aún, en reposo en el bolsillo más profundo de la imaginación con las inocuas, desencordadas vértebras de los dioses. Esperando
los apetitos y los errores de los vivos para darles forma. Y lo mismo para los vivos. Por los vivos. Por nosotros. Con nuestros muertos y nuestras deidades. Por nosotros, con nuestros labios contra las diminutas lápidas que hacemos cada vez que juntamos nuestras manos en oración.
As if it could save my life. And it might. For the dead inside the hem of the earth. For the dead dismissed in cascades and scarves of ash. Over fields and great bodies water. Or resting On a shelf inside the bud of an urn.
For those less ash than nuggets and snippets of bone. For those not found. For those not yet born, at rest in the imagination’s deepest pocket with the harmless, unstrung vertebrae of the gods. Waiting
for the lusts and the mistakes of the living to give them form. And so to the living. For the living. For us. With our dead and our deities. For us, with our lips against the tiny headstones we make each time we put our soft hands together in prayer.
Se quema la ciudad. Afuera corren se abrazan quedan atrapados entre ellos les falta el aire se tocan se ven morir piden perdón por algo que nunca y no se arrepienten. Cuánto caos, es sólo mi incendio tocando tus hielos.
Es necesario callarse y dejar que el dolor se riegue por los ojos sin decir nada.
después de caminar 28 días bajo el sol padece insolación en los óvulos y sangra como florecilla bulímica que intenta escupir el dolor.
Una mujer siente golpes en el vientre, en los pezones, en las uñas, en la sonrisa y en el flanco lateral de la existencia.
Una mujer detesta los besos y las caricias cuando ha gritado en los tímpanos del mundo que le duele el vientre.
Una mujer entristece cuando ve partir su sangre, como si ella llevara la mirada de todos sus recuerdos.
Una mujer repentinamente seca el rocío que le madruga en las pestañas y quisiera salir a patearle los huevos al mundo para que minúsculamente comprenda la fragilidad de su dolor.
Quizá mañana una mujer despierte tan enfadada que no quiera mirarse al espejo, porque querría romperse y comer vidrio con jugo de naranja y bocaditos de soledad sin azúcar.
Una mujer tiene miedo llevar su dolor al trabajo o sentarlo en la universidad a que espere “calmado”, hasta que juntos puedan ocultarse en el cuarto de baño y limpiarse con pañitos de menta el lagrimal.
Una mujer tiene recelo sacar su dolor a las calles y que su sangre se expanda como turismo para los ojos prejuiciosos del mundo.
Y todo esto no es bipolaridad, no es histeria, es solo que una vez por mes la tierra, en cuatro días, gira alrededor de su eje y las mujeres vivimos las estaciones en fugaz eternidad.
Y lloramos y tenemos miedo y queremos estar solas y gritar o sepultarnos en una cajita de silencio.
Una vez por mes chorreamos ternura entre las piernas y nadie más que una es capaz de acariciarse en ese instante.
es el lugar perfecto para hacer ondular deseo y alucinación.
Sin embargo tus ojos ardían recientes bajo las drogas fugaces y livianos como dos cirios en las sombras. Acunabas un lobo por corazón, oh queridísima Clodia, oh Lesbia. Abandonado elijo tu lado bueno: entre las luces mínimas, las atroces, parecidas a un meteoro, tu cabeza bailaba y expandía como con aspas verdes la claridad. Abandonado elijo tu lado triste: a veces, como Dios, no estás en ningún lado; entonces cierras los ojos, oh Lesbia, y tiemblas como esas grandes hojas tropicales mojadas. Abandonado elijo tu lado esencial: nunca vuelves, eres como una muerta obstinada, tú, la oscura patrona de haber sido. Abandonado elijo tu lado vuelto hacia mí: algo de cuya cara tu corazón es el reverso.
Mi mujer con cabello de madera en el fuego con pensamientos de relámpagos violentos Mi mujer con cintura de reloj de arena con cintura de nutria en la boca de un tigre Mi mujer con labios de flores y de estrellas Mi mujer con dientes de huellas de ratón blanco sobre tierra blanca Mi mujer con lengua de ámbar y vidrios quebrados con lengua de hostia apuñalada con lengua de una muñeca que abre y cierra los ojos con lengua de piedra mágica Mi mujer con pestañas dibujadas por niños con crayolas con cejas de borde de nidos de golondrinas Mi mujer con crines de pizarra de techo de invernadero y de vaho en los vitrales Mi mujer con hombros de Champagne y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo Mi mujer con muñecas de fósforos Mi mujer con dedos de azares y ases de corazones con dedos de heno segado Mi mujer con axilas de incienso y de semillas y de fe de aligustres y nidos de peces Mi mujer con brazos de espuma de mar y puertas selladas de mezcla de trigo y molino Mi mujer con piernas de bengalas con movimientos de reloj y angustia Mi mujer con pantorrillas de saúco Mi mujer con pies de iniciales con pies de llaves con manojos de aves que beben Mi mujer con cuello de cebada desnuda Mi mujer con garganta de valle de oro perdida en el lecho del torrente Mi mujer con senos de noche Mi mujer con senos de la profundidad del mar Mi mujer con senos de crisol de rubí con senos de rosa bajo la lluvia Mi mujer con el vientre como ábaco de los días con el vientre de una gigantesca garra Mi mujer con la espalda de un ave que vuela verticalmente con espalda de mercurio con espalda de luz Mi mujer con nuca de arena y tiza húmeda y de caída de un vaso en el que acabamos de beber Mi mujer con caderas de barca en el puerto con caderas de lámpara de araña y de flechas de plumas y de tallos de plumas de pavo real blanco y de péndulo eterno Mi mujer con nalgas de arcilla y asbesto Mi mujer con nalgas de espalda de cisne Mi mujer con nalgas de primavera Mi mujer con sexo de orquídea Mi mujer con sexo del placer del ornitorrinco Mi mujer con sexo de alga y bombones añejos Mi mujer con sexo de espejo Mi mujer con ojos llenos de lágrimas Mi mujer con ojos de armas púrpuras y aguja imantada Mi mujer con ojos de sabana Mi mujer con ojos de agua para beber en prisión Mi mujer con ojos de madera siempre bajo el hacha Mi mujer con ojos iguales al agua, al aire, a la tierra, al fuego.
Ma femme á la chevelure de feu de bois Aux pensées d’éclairs de chaleur A la taille de sablier Ma femme á la taille de loutre entre les dents du tigre Ma femme á la bouche de cocarde et de bouquet d’étoiles de dernière grandeur Aux dents d’empreintes de souris blanche sur la terre blanche A la langue d’ambre et de verre frottés Ma femme á la langue d’hostie poignardée A la langue de poupée qui ouvre et ferme les yeux A la langue de pierre incroyable Ma femme aux cils de bátons d’écriture d’enfant Aux sourcils de bord de nid d’hirondelle Ma femme aux tempes d’ardoise de toit de serre Et de buée aux vitres Ma femme aux épaules de champagne Et de fontaine à têtes de dauphins sous la glace Ma femme aux poignets d’allumettes Ma femme aux doigts de hasard et d’as de coeur Aux doigts de foin coupé Ma femme aux aisselles de martre et de fênes De nuit de la Saint-Jean De troène et de nid de scalares Aux bras d’écume de mer et d’écluse Et de mélange du blé et du moulin Ma femme aux jambes de fusée Aux mouvements d’horlogerie et de désespoir Ma femme aux mollets de moelle de sureau Ma femme aux pieds d’initiales Aux pieds de trousseaux de clés aux pieds de calfats qui boivent Ma femme au cou d’orge imperlé Ma femme á la gorge de Val d’or De rendez-vous dans le lit même du torrent Aux seins de nuit Ma femme aux seins de taupinière marine Ma femme aux seins de creuset du rubis Aux seins de spectre de la rose sous la rosée Ma femme au ventre de dépliement d’éventail des jours Au ventre de griffe géante Ma femme au dos d’oiseau qui fuit vertical Au dos de vif-argent Au dos de lumière A la nuque de pierre roulée et de craie mouillée Et de chute d’un verre dans lequel on vient de boire Ma femme aux hanches de nacelle Aux hanches de lustre et de pennes de flèche Et de tiges de plumes de paon blanc De balance insensible Ma femrne aux fesses de grès et d’amiante Ma femme aux fesses de dos de cygne Ma femme aux fesses de printemps Au sexe de glaïeul Ma femme au sexe de placer et d’ornithorynque Ma femme au sexe d’algue et de bonbons anciens Ma femme au sexe de miroir Ma femme aux yeux pleins de larmes Aux yeux de panoplie violette et d’aiguille aimantée Ma femme aux yeux de savane Ma femme aux yeux d’eau pour boire en prison Ma femme aux yeux de bois toujours sous la hache Aux yeux de niveau d’eau de niveau d’air de terre et de feu
Me han dicho que te busque, Yo misma solo quise la búsqueda. Ni siquiera había pensado Qué haría contigo Si te encontrara. ¿Te pondría en la tierra como una semilla? ¿Te alimentaría como a un animal doméstico Para aprovechar tu piel y tu carne, Tu lana y tu leche? ¿O, por el contrario, dejaría que Me devorases como una fiera? ¿O como en un bosque Me perdería temerosa a través de ti? ¿O como en un abismo Me dejaría caer en la insondable profundidad? ¿O como en un mar Me dejaría enterrar por entre los peces?
Me han dicho que te busque, No que te encuentre.
Mi s-a spus să te caut Şi eu însămi nu voiam decât căutarea. Nici măcar nu mă gândisem Ce m-aş face cu tine Dacă te-aş găsi. Te-aş pune în pământ ca pe o sămânță? Te-aş hrăni ca pe-un animal domestic Socotindu-ţi foloasele blănii şi cărnii,
Lânii şi laptelui? Sau, dimpotrivă, m-aş lăsa eu devorată Ca de o fiară? Sau ca printr-o pădure M-aş rătăci cu spaimă prin tine? Sau ca într-o prăpastie M-aş lăsa să cad nebănuind adâncimea? Sau ca într-o mare M-aş înmormânta în peşti? Mi s-a spus să te caut, Nu să te găsesc.
Ana Blandiana
. Ana Blandiana . Timișoara . Rumania . 1942 Versión . Natalia Carbajosa . Viorica Patea ... Fotograma . Melancholia . Lars von Trier . 2011
El día cuelga pesado disperso y gris cuando estás lejos. Una corona de espinas una blusa de pelo es lo que llevo puesto. Nadie conoce la soledad de mi corazón cuando nos separamos.
The day hangs heavy loose and grey when you're away. A crown of thorns a shirt of hair is what I wear. No one knows my lonely heart when we're apart.
Buenos Aires a los dieciocho días de mayo del 2024
Era el tiempo de las lilas, de las violetas muriendo en nuestras manos
Cuando te veía alejarte eras poesía, novela si estabas cerca, un refranero si me mandabas un mensaje de texto, ciencia ficción si te volvías un monstruo del que yo huía, la Biblia cuando te besaba, aunque estuviera en hebreo. Una biblioteca entera llena de incunables cuando decías te quiero. La revista manoseada de una peluquería cuando no me dabas bola. Cada vez que te encontraba pensaba que estaba leyendo algo, que pasaba las hojas del libro de tu vida pero después me di cuenta de que yo estaba ciego, (capacidades especiales se dice ahora, ¿pero cuáles tenía, la de estar enamorado?) Siempre te encontraba hermosa, en cada fiesta que íbamos matabas con tu esplendor. Tu risa me hacía reír. Una sola palabra tuya era más real que todos los libros que acumulé en mi vida, (aunque dijeras una pavada). Con este poema casi termino mi nuevo libro de poemas. Quiero decir que te amo, y que me tengas paciencia pero la escritura es un mapa claveteado con tachuelas como las que se usan en la guerra, para definir los sitios ocupados o que se están por invadir y a veces confunde todo. Yo solo soy una isla a la que se le puede entrar por cualquier lado y sus playas para vos son accesibles siempre. (Además unos piratas enterraron un tesoro que te puedo regalar) No hay rocas sumergidas que destruyan el casco de tu nave. Vení que estoy dispuesto a todo, a compartir lo que quieras. El sonido del agua nos dormirá un largo rato, para que al despertar olvidemos las cosas que ya no dan.
Buenos Aires a los dieciocho días de mayo del 2024
Cuando el agua es la mirada y alguna sal quema la piel y se hace barro que baja
Hay cuerpos que se hacen en la tormenta gota a gota construyen una piel con cada árbol caído edifican un hueso con cada hueso una casa con cada casa un volver
Hay otros cuerpos que no necesitan hacerse gotean piel hacen hueso queman la casa para no volver
Y hay otros cuerpos que truenan y nos caen en los ojos para vernos en vértigo
Buenos Aires a los dieciocho días de mayo del 2024
Tengo una piedra de bezoar en la garganta, un dolor biodegradable por cada silencio.
El metal grisáceo se anaranja al fondo de la tartera. El tiempo herrumbra mi cocina, los sabores que masticamos al unísono son polvo, recuerdos que pierden nitidez, relevancia. Hagamos un esfuerzo ¿te acordás? nos habíamos ido de vacaciones pero cuando volvimos todo estaba viejo y desgastado. El óxido se había comido las ollas y no hice nunca más una tarta de atún.
Fue un día triste, pero me dio alivio saber que empezábamos a olvidarnos.
Andrea Marone
. Andrea Marone . Mendoza . Argentina . 1994 ... Imagen . Alena Zhandarova
Buenos Aires a los dieciocho días de mayo del 2024
Distingo tu rostro ese lugar antiguo donde me crece la angustia.
Hablemos, decime si esto que nos pasa es porque la luna llena tal cosa o porque las tormentas pronuncian una lengua extranjera que no somos capaces de acariciar. Yo te vi atravesar el patio de mi casa el rostro desencajado las rodillas muy juntas bichito de la luz revoloteando las bombitas de la noche no había música y vos querías decirme sólo un poema entonces lloramos porque siempre se llora después de leer un poema las flores conservadas muertas en un jarrón también son el paisaje pero decime decime bien decímelo clarito a qué viniste la luna está llena hinchada de venas grises y la tormenta cesó pero no cesó el viento es bueno está aliviando el pequeño dolor de los árboles decímelo clarito a qué viniste qué nos pasa mi vida no cambió y sigo estando loca y vos jugás cada vez mejor a la calavera frente al espejo. O andate, porque ya lo sé, lo que venías a decirme era solamente que esto es la vida que sigo seguimos seguiremos perteneciéndole como dos perros que cojean en la calle y se lamen entre sí después de haberse mordisqueado.
Noelia Palma
. Noelia Palma . Argentina . Buenos Aires . 1984 . Imagen . Maru Kuleshova
Porque lo que sucede jamás sucederá, y porque lo que ha sucedido vuelve sin fin a suceder,
somos tal como fuimos, todo ha cambiado en nosotros, si hablamos del mundo es sólo para dejar desdicho
al mundo. Primer invierno: manzanas amarillas aún por caer de un árbol deshojado, las pisadas de ciervos invisibles
en la primera nieve, y más tarde la nieve, que no cesa. No nos arrepentimos de nada. Como si pudiéramos permanecer en esta luz. Como si pudiéramos permanecer en el silencio de este único instante
de luz.
Because what happens will never happen, and because what has happened endlessly happens again,
we are as we were, everything has changed in us, if we speak of the world it is only to leave the world
unsaid. Early winter: the yellow apples still unfallen in a naked tree, the tracks of invisible deer
in the first snow, and then the snow that does not stop. We repent of nothing. As if we could stand in this light. As if we could stand in the silence of this single moment
of light.
Paul Auster
. Paul Auster . Nueva Jersey . EEUU . 1947 . Nueva York . EEUU . 2024
También tú eres el amor. Eres de sangre y tierra como los otros. Andas como quien no se mueve de la puerta de casa. Miras como el que espera y no ve. Eres tierra que sufre y calla. Te sobresaltas y fatigas, tienes palabras - caminas esperando. El amor es tu sangre - no otra.
Anche tu sei l’amore. Sei di sangue e di terra come gli altri. Cammini come chi non si stacca dalla porta di casa. Guardi come chi attende e non vede. Sei terra che dolora e che tace. Hai sussulti e stanchezze, hai parole - cammini in attesa. L’amore è il tuo sangue - non altro
Cesare Pavese
. Cesare Pavese . San Stefano Belbo . Italia . 1908 . Turín . Italia . 1950 Versión . Horacio Armani
Amé con ternura a dulcísimos amantes sin que supieran ellos nunca nada. Y sobre estos tejí telas de araña y fui presa de mi misma materia. En mí estaba el alma de la meretriz, de la santa, de la sanguinaria y de la hipócrita. Muchos dieron a mi forma de vivir un nombre y fui sólo una histérica.
Amai teneramente dei dolcissimi amanti senza che essi sapessero mai nulla. E su questi intessei tele di ragno e fui preda della mia stessa materia. In me l’anima c’era della meretrice della santa della sanguinaria e dell’ipocrita. Molti diedero al mio modo di vivere un nome e fui soltanto una isterica.
Recuerdo muy bien la emoción, la alegría que sentí al pisar el acelerador. Si ha habido alguna vez una mujer enamorada, ésa era yo. Si alguna vez he estado enamorada, fue entonces, el día que viajé desde la provincia de Cuenca hasta la de Castellón, conduciendo por carreteras secundarias con un Ford Fiesta rojo que se ahogaba en todas las cuestas y un corazón tan grande que no me cabía en el cuerpo.
Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, sólo se rompió, se vino abajo como una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta.
Escucha, escúchame, nada de vidrios verdes o doscientos días de historia, o de libros abiertos como heridas abiertas, o de lunas de Jonia y cosas así, sino sólo beber yedra mala, y zarzas, y erizadas anémonas parecidas a flores.
Escucha, dime, siempre fue de este modo, algo falta y hay que ponerle un nombre, creer en la poesía, y en la intolerancia de la poesía, y decir niña o decir nube, adelfa, sufrimiento, decir desesperada vena sola, cosas así, casi reliquias, casi lejos.
Y no es únicamente por el órgano tiempo que cesa y no cesa, por lo crecido, para la sonriente, para mi soledad hecha esquina, hecha torre, hecha leve notario, hecha párvula muerta, sino porque no hay forma más violenta de alejarse.
Pero yo nunca fui Helena. Yo nunca fui Helena y ni siquiera Penélope. Yo nunca fui ese tipo de princesa que espera sentada escuchando odas a su hermosura.
Porque yo era más la Satine, la Agripina. La Teodora de Bizancio que administraba y quebraba imperios con una palabra.
Porque yo era más la Salomé y exigía cabezas y exigía sangre y acción en los pactos. exigía muestras de cosas imposibles y ahora me traes Saturno y mañana te pediré Júpiter.
Todo fue divertido hasta que viste que mi guerra jamás acabaría porque yo era la guerra y la guerra era yo. Porque llevaba la polémica en las raíces y jamás me bastó la mera existencia.
Y entonces venían los días torbellino en los que ponía el mundo del revés y escupía espumarajos y gritaba profecías como Casandra en sus peores rachas.
Venían los días estándar en que lloraba como una niña que apenas piensa en imágenes y pataleaba como intentando apartar semejante carga, la nada, el sinsentido que es todo y la responsabilidad de andar con la cabeza erguida.
Además tu ya sabías de mi estúpida manía de creerme la Gorgo en Esparta, la Cleopatra en Egipto, y la peor de las Erinias,
la novia en la boda y el muerto en el entierro.
Y a mí siempre me ha gustado ir a verte con los ojos de Medusa, con los pelos de Medusa y el lenguaje de Medusa a ofrecerte rituales tentadores de pecados y manzanas donde sólo tu sabes paliar los días estándar, los días torbellino, la carga.
Donde sólo tú sabes hacerme creer la diosa de la disputa, la Juana más loca de todas y la Medusa más Medusa que jamás haya visto la historia.
Y en eso te doy la razón.
Porque yo nunca fui Helena. Yo nunca fui Helena y ni siquiera Penélope.
6 de agosto. P gira en la cama y me toma la mano en medio de la soledad inconmensurable de la tierra, de la tierra vuelta cenizas. Le estaba diciendo que la primera bomba fue lanzada hace miles de miles de años, en 1945, a las 8:15 de la mañana de un día que no serían tan distinto al que se viene. Le estaba diciendo también que falta muy poco para que amanezca y que ya pronto despertaremos.
Raúl Zurita
. Raúl Zurita . Santiago de Chile . Chile . 1950 . .. Imagen . Evaldas Ivanauskas . "Invisible Dad, results of war"
¿Qué te puedo decir, querido mío cuando me pedís ayuda? No sé qué nos depare el futuro, y ni siquiera qué poesía vamos a escribir. Suicidate. Volvete loco. Gente con más talento que cualquiera de los dos lo intentó. En una época me encantabas pero no sé qué nos depare el futuro. Lo único que sé es que en mis amigos me encantan la fuerza y la grandeza, y detesto como se les quiebra el cuerpo cuando se mueren y se los comen las imágenes. Se acabó la joda. Se terminó el picnic. Volvete loco. Suicidate. No va a quedar nada después de que te mueras o te vuelvas loco, salvo la calma de la poesía.
What can I say to you, darling, When you ask me for help? I do not even know the future Or even what poetry We are going to write. Commit suicide. Go mad. Better people Than either of us have tried it. I loved you once but I do not know the future. I only know that I love strength in my friends And greatness And hate the way their bodies crack when they die And are eaten by images. The fun’s over. The picnic’s over. Go mad. Commit suicide. There will be nothing left After you die or go mad, But the calmness of poetry.
Jack Spicer
. Jack Spicer . California . Estados Unidos . 1925 . 1965 Versión . Ezequiel Zaidenwerg ... Imagen . Antonio Merini
Cuando duermo a su lado escucho los murmullos del agua, la rota maravilla del corazón haciendo su trabajo de todos los días: picar la piedra, levantar el cielo. Aunque dormir, lo que se dice dormir, ya no puedo. Como si de este muchacho dependiera el mundo. Es una locura, lo sé, y a la vez, no. Cualquiera que haya amado me entiende. Un árbol, un pajarito trinando en su jaula. Cualquier cosa nos puede desvelar. Por eso me alejo. Me tomo un tren, no soy insistente con las llamadas telefónicas. No quiero convertirme en una madre. Una madre, no. Las madres son egoístas, crueles. Con esa excusa de que nos tuvieron en su vientre, te matan, a fuerza de caricias, sin piedad. Y yo sólo quiero que Robin viva. Que viva, incluso, lejos de mí.
Osvaldo Bossi
.. .. Osvaldo Bossi . Provincia de Buenos Aires . Argentina . 1963 . Fotograma . Young Royals . Rojda Sekersöz