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Buenos Aires a los tantos días de febrero del 2022
de nuestra primera siesta
bajo el techo de Balvanera
de los albañiles empapados en Termidor
maquillando las paredes
combatiendo la humedad eterna
lo podrido de este universo
comprimido en cincuenta metros cuadrados.
Voy a ser libre
de la baranda floja en la escalera
la canilla que pierde agua en la madrugada
el miedo a no ser nadie
después de un domingo a las siete de la tarde.
Voy a ser libre
de los tiempos que dolieron
del amor que me partió los labios
de la traba en la puerta para llorar bajo la lluvia
mi lluvia
de calefones chorreando el bajomesada
mientras no estoy.
Voy a ser libre
de las cosas que hice mal
por creerme buena mina
esperar algún milagro
un gesto condescendiente
que me haga sentir necesaria
jamás querida
nunca humana.
Y cuando por fin sea libre
voy a extrañar este cuarto repleto de cosas
amontonadas por el miedo de vernos distintos
de seguir siendo los mismos
deberíamos haber aprendido algo.
Por suerte o destino
los poemas
ocupan espacio solo en la imaginación
la poesía la llevo conmigo
la envuelvo en una sábana rota
para que el viaje en flete valga la pena.
Un lugar sin poesía
no merece llamarse "casa"
Maité Lluch