incurable

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 Buenos Aires a los tantos días de enero del 2022

 

 En el peor momento de la ordalía negra
después de estacionar el auto
y antes de entrar a dar clases,
pasaba por el purgatorio del bosque
que está pegado a la Universidad.
Ahí lloraba, caminando, a todo lo que dá.
Después se sentía saciado
y entraba a dar clases.
Sus alumnos lo trataban genial
solícitos, como si supieran que tenía
una enfermedad incurable.
Hasta que en la fiesta de fin de curso
le confesaron que el amplio ventanal del aula
daba al parque donde lo veían
llorar en círculos.



Fabián Casas

 

 


. Fabián Casas . Buenos Aires . Argentina . 1965
... Imagen . Bastien Communi
 
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