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Buenos Aires a los doce días de junio del 2022

Después de las terribles pruebas de amor
y del fuego
-quemé mi útero y mis ovarios-
después de los desmesurados trabajos del día
-ganar el pan y el sueño con el sudor de la frente-
después de atravesar el océano de la locura
y los riscos de la muerte
no me esperaba el preciado trofeo
no había bella princesa cuyo amor
curara las heridas
no había tierna patria adonde volver
ni un castillo de puente levadizo
No había medallas
No había honores
Especialmente
no había doncella
no había princesa
no había cuento de amor
No había historia que contar
-toda lírica termina donde acabó Darío-
La epopeya no tiene fin
siendo el fin de la epopeya su propio transcurrir
Sobrevivir también es una nostalgia
de no haber muerto todavía.
Cristina Peri Rossi