anduvimos por las calles

 .

Buenos Aires a los tantos días de junio del 2021


Cuando mi madre me dijo “ése es tu padre “ 
yo tuve un estremecimiento de terror
delante de tamaña responsabilidad.
Mi padre era un niño de cuarenta años al que había que enseñarle de  todo
a comer, a sentarse, a identificarse con su propia clase
(no con la clase dominante
como le sugería la televisión)
especialmente tuve que preocuparme por los eslóganes
la propaganda y los editoriales de los diarios,
cantidad de frases hechas,
de emociones y sentimientos hechos
cantidad de ideas fabricadas para ti, papá-consumidor,
papá-trabajador, papá-votante, papá-reproductor
y él era tan chico, no sabía defenderse bien.,
Me costó mucho enseñarle a protegerse de los periódicos
de la radio, del fútbol, de los cines, de toda esa marihuana
de libre circulación que el estado le regalaba,
a veces, conversábamos, en silencio, que era la mejor manera
de conversar
dado que su lenguaje infantil hecho de jingles y balbuceos –
me era incomprensible.
Paso a paso anduvimos por las calles. Él silencioso, atento,
yo procurando evitarle algunas tristezas
Ahora que nuestra madre nos había reunido en el planeta.
A veces éramos como dos niños, solos, en la oscuridad,
Y lo llevé a ver el mar que era lo mejor –lo mejor- que yo le podía mostrar
mi padre estaba muy viejo, caminaba lento,
quería acostarse temprano –yo lloraba del tiempo inútil –
le enseñé a desvelarnos, a beber sin pensar, a pensar bebiendo,
tan profundos y misteriosos como vagabundos. De esa manera,
ya no sentiría nostalgia por los reyes de su época.
Un día bebida, le dije “cuando tú seas grande
voy a contarte el resto de las cosas. Cosas tristes, todas las cosas
te enseñaré cómo un hombre humilla a otro. Le da miedo,
cómo en nombre del orden se ejerce la crueldad, el chantaje
te enseñaré cómo traman nuestra derrota desde nacidos,
cómo se imponen a través del miedo hasta arrodillarse,
cuando seas más grande saldremos a la calle
te lo mostraré todo, con qué ferocidad
nada quedará oculto
los viajes, el amor, el sirviente, los conquistadores,
de la mano te llevaré –pobre viejo – al prostíbulo abyecto,
a la morada de los dioses tristes
de las reinas descoronadas
donde los benefactores dejan su semen y su dinero
Pero a esa altura mi padre había bebido tanto
que lloraba como un niño de pecho
y lento, muy callado, me dijo “no resisto más”

Desde ese día lo enterramos.
Ya no tengo más padre a quien educar y mostrar el mundo,
Soy un huérfano. 

 

 

Cristina Peri Rossi

 

. . Cristina Peri Rossi . Montevideo . Uruguay . 1941
... Imagen  Олександр Дем'яненко
 
 
...  Poema   De Poesía Rebelde Uruguaya antología  recopilada por Mario Benedetti  .
Lo leí  en   "Detente, instante,   eres tan bello"  del que no puedo escapar. 

.