c'est un secret
no sé si fue
no sé
si fue un pájaro negro
camuflado
una pluma
un hombre
sé que
aplacó mis grietas
corrió mis venas
sintió conmigo
nos miramos
incendió mi vida
tengo su rastro
Mabel Casas
. Mabel Casas. Provincia de Buenos Aires. Argentina
.
les jours
Mi corazón es absurdo como una máscara en la lluvia
El espanto lo asemeja al mar
Mi cuerpo es una invasión de tambores en el silencio de la noche
Por qué estas noches como un oasis para brujas
Por qué esta conjuración de ausencias
Este secuestro de la hija del viento
Me rodea en la noche una logia exterminadora
te llamo y no vienes
Te amo y no vienes
Por qué viniste como el relámpago
y me dejaste sola en lo devastado
Si escucharas mi rumor a celda minúscula
poblada de agonizantes
mi jadeo de asfixiada
Si de pronto me vieras en la orilla del despertar,
cantante enmudecida en la cima de su asombro
Si me vieras atada a tu rostro
Alejandra
vuelve algunas noches
Vuelve algunas noches
con su trapecio del revés
sus pinturas nuevas
una enagua transparente
y todo el asombro que me dejó.
Vuelve y siembra desorden en mi sueño
deja flores de un color extraño
también su perfume
que no es menta ni el borde de oriente.
Sus pinceles dan vuelta mis ojos
desordena mis libros
escarba mis poemas más queridos
alumbra el abismo que ya perdió su nombre.
Una ráfaga de otoño
en la extensa muerte de mis días.
Sólo un recuerdo
que duele y hace bien a la vez
destiñe y alumbra
llena mi mano
de cuchillos azules.
Alfredo Palacio
labyrinth
Amo a este hombre misógino.
Deseo su sexo descarado que pasea de aquí para allá
que entra dónde cómo y cuando él lo desea
vomita su odio en mí y se va.
Yo, maravillosa artesana,
hago de su asco mi mejor creación:
una réplica suya mejorada.
Del vómito incubado en el más repugnante de lo seres
nacerá la criatura que lo iguale en fuerza
y sea capaz de destruirlo por envidia
como yo no pude hacerlo por amor.
Miriam Reyes
. Miriam Reyes . Orense. España . 1974
.
sinfonía
No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal.
Opto por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.
Julio Cortázar
. Julio Cortázar. Bruselas . Bélgica 1914 . París . Francia . 1984
.
así sea
Pienso en el gusto de volverla a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted esté ya muy cambiada, ( ... ) de que no le divierta la posibilidad de verme. ( ... ) Por eso le pido desde ahora y se lo pido por escrito porque me es más fácil ( ... ) que si usted está ya en un orden satisfactorio de cosas, si no necesita este pedazo de pasado que soy yo, me lo diga sin rodeos. ( ... ) Sería mucho peor disimular un aburrimiento. ( ... )
Carta de Cortázar a Edith Aron (La Maga)
la cita con la hiedra
que estas calles nos han hecho solitarios
y nuestro corazón
tiene el pulso amarillo
de las maderas lentas de un tranvía.
Sobre su cuerpo viejo
andábamos despacio, de forma irregular,
con una simetría parecida a los árboles.
Era hermoso acudir
cada mañana
y respetar la cita con la hiedra
del muro,
los ropajes cansados de las casas estrechas
y de las calles sucias. Agradable
cruzar sobre algún puente,
detenerse lo exacto
para ver cómo el agua discute en las orillas.
En su jardín olimos
los primeros inviernos, su curso indefinido
por entre las palmeras.
Casi nadie pasaba,
sólo había
cuarenta sillas rojas
de los bares cerrados y alguna soledad
definitiva.
Durante muchos años,
durante tantos días que pasaron
el uno tras el otro,
el deber era un cierto paseo solitario,
la cita con un rumbo que sólo desviamos
para pisar las horas que caían,
los sueños que faltaban,
la superficie helada de los charcos,
para saltar los setos
o besamos las uñas moradas por el frío.
Y llegando a la puerta solíamos comprar
pequeños caramelos de nata o de violetas.
Entrábamos por fin para mezclamos
como cada mañana de la vida
con el paso cansado, los azulejos fríos
de un mundo hecho en latín
y números romanos.
Ahora sé
que en aquella ciudad deshabitada
la gente andaba triste,
con una soledad definitiva
llena de abrigos largos y paraguas.
Luis Garcia Montero
. Luis García Montero. Granada. España .1958
otra mirada LXXXI
el flujo de tu sangre
como un yacimiento arqueológico.
No es extraer los restos de ti lo que persigo
–ruinas de una ciudad tallada en la arenisca–
lo que quiero es penetrarte
–taladrar la piedra de tu cuerpo–
y este sexo cóncavo de mujer
se vuelve inútil para mi deseo.
Cavo en tu ombligo
para entrar por el flujo de tu sangre.
Vacío mi espíritu como aire en tu boca
y con ojos acuosos te veo respirarme.
Ya se que no necesito de piel para tocarte
no es eso
yo quiero hacerme una cueva en tu cuerpo.
Flexiono tus rodillas bajo mis axilas
como los brazos de un taladro.
–Las aceras que rompo
son las de tu calle–
Con mis pestañas barro
el polvo que levanto de tu frente
y no me detengo hasta que soy tú
y tu sexo es el mío hasta que soy yo
quien está dentro.
Miriam Reyes
. Miriam Reyes . Orense. España. 1974
.
los poetas son del viento
Luis Alberto Spinetta (Buenos Aires . Argentina . 1950 . 2012
no es fácil
Cada día empieza con tanta
ceremonia, con pájaros, campanas,
el silbato de una fábrica;
a celos de un oro tan blanco se abren
nuestros ojos, a paredes tan brillantes,
que por momentos nos preguntamos
“¿De dónde viene la música, la energía?
Y el día ¿para qué criatura inefable se creó,
que seguro perdimos?” Ah, sin demora
aparece él y al instante asume su forma
terrena, al instante cae
víctima de la vieja conspiración
adquiere la memoria y una fatiga
mortal mortal.
Elizabeth Bishop,
. Elizabeth Bishop. Massachussets. Estados Unidos . 1911 .Boston. Estados Unidos. 1979
Versión . S. Abrams y J. Margarit
otra mirada LXXVIII
Neue Pinakothek.Munich.Germany
The Seeress of Prevorst.Frederica Hauffe
National Gallery. Prague. Czech Republic
heidegger... mi amor
De camello a león. De león a niño que juega.
No la niña del bosque. No la de rondas sublunares.
No la que aprieta el cuchillo bajo la pollera.
No esa.
Entre alcohol y risas.
— Licenciada, tenga a bien felicitar
a quien es ya una histérica hecha y derecha —
Entre oídos húmedos y palabras húmedas.
Entre canes mansos y gatas rebeladas. Leve.
Algo de aquella que tiembla en los rincones.
Ojos bien cerrados.
Sábanas listas. Pasos huérfanos en la calle.
¿Qué es esto que duele en el extremo de ella
sobre lo que ella camina?
Lo que mira de reojo el blister
en la mesa de luz.
Sus manos le dan miedo. Bajo su alma duerme aterida.
Ah bien son posibilidades extremas. Entonces:
de niña
a niño.
No es poco perderse.
El anillo incrustado se desliza
a tono con la sangre
desconfía.
Lilián Cámera
Pd. Lilián Cámera. Montevideo. Uruguay (reside desde los ocho años en Argentina)
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entre incienso y campanas
Oigo tu voz idéntica en vos, ajena a mi memoria que te quiere inmóvil. Si me siguieras, si llegaras a mi cristal. En su casa de Fulgores, ¿quién podría decir: yo, me siento el yo de mi rostro para vos? Estaría en vos y hablaría a aquel mi cuerpo que cree poseerme. Terrible si alguna de tus almas, huyendo de la eternidad que nos persigue en la infinita repetición, no siente la ausencia, la ausencia del viento y el sonido caer en cuerpos imaginarios, muertos y errantes en la noche inmortal.
Si alguien me preguntara qué soy; porque ciertas sombras marean; le diría: no soy todo, ni nada, ni algo. Con mi crino, yo no voy en este cuerpo que me lleva,
ni toco en el agua un elemento que fluye y se estanca hasta morir.
jamás ver tu calavera que finge ojos verdes,
húmedos lentos sobre tu boca que recita letanías
entre incienso y campanas que están en mí. Oigo tu voz idéntica en vos,
ajena a mi memoria que te quiere inmóvil. Si me siguieras,
si llegaras a mi cristal. En su casa de Fulgores,
¿quién podría decir: yo, me siento el yo de mi rostro para vos?
Estaría en vos y hablaría a aquel mi cuerpo que cree poseerme.
Terrible si alguna de tus almas,
huyendo de la eternidad que nos persigue en la infinita repetición,
no siente la ausencia, la ausencia del viento y el sonido caer en cuerpos imaginarios,
muertos y errantes en la noche inmortal.
Si alguien me preguntara qué soy;
porque ciertas sombras marean; le diría:
no soy todo, ni nada, ni algo.
Con mi cristal soy el planeta que te lleva por mares a tierras
de oro y rapiña y el horizonte te lo doy yo.
Miguel Ángel Bustos
locus amoenus
Del gusto
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Del oído
Josefa Parra
locus amoenus
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