vivaldi

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Buenos Aires a los tantos días de enero del 2021


Me dices que hemos vivido un ciclo entero
–Vivaldi, Las cuatro estaciones–
y yo me regocijo.
“Es el segundo invierno –me dices–
ya sé cómo fue el primero.”
El primer invierno:
citas voluptuosas en los hoteles
entrábamos los viernes
salíamos los lunes
ni tiempo para comer
había que devorarse mutuamente
brazos y piernas
labios y nalgas
una sed imperiosa de sorberse
mi carne es tu carne
tu cuerpo es mi cuerpo
mi sangre es tu sangre.
Y la primavera
¿cómo fue entonces la primavera?
“Una vez fuimos al cine
y me tomaste de la mano.”
No miré la película
lo confieso: sólo te miraba a ti.
¿Florecieron los árboles?
“Tuviste alergia en la primavera”
y nos citábamos en hoteles lujuriosos
donde una muchacha negra
–seguramente una emigrante–
tocaba al piano viejas melodías.
Yo la miraba con complicidad
y tú sonreías.
Luego llegó el verano
teníamos calor en los hoteles
y aprendí el olor de tu sudor.
“No me gusta sudar en público”, te dije
recordé vagamente que no sudaba desde hacía muchos años.
Ese verano tú escribiste un diario
y yo no podía dejar de recordarte
de modo que fui muy infeliz.
Vino el otoño después
nuevos hoteles
hasta una casa en barrio elegante
pero seguíamos conociéndonos por el tacto
por el sudor por el olfato
por la piel el pelo y las papilas.
Oíamos música a veces
a veces encendíamos velas
pero especialmente convocábamos a los poetas.
No era raro Darío en el orgasmo
no era raro Dante en la madrugada
no era raro Pavese al anochecer
de los sueños imposibles: huir en barco
marcharse a otra parte
–Kundera: la vida siempre está en otra parte–.
Sin embargo
la vida
cruel
sanguínea
carnal
voluptuosa
la vida y su dolor
y sus sonrisas
estaba allí
encajada como un seno en el otro
como un sexo en otro sexo.
Como la boca en otros labios.


Cristina Peri Rossi 
 


. .  Cristina Peri Rossi . Montevideo .  Uruguay .   1941
... Imagen .  Katia Chausheva


 

 

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