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Buenos Aires a los tantos días de abril del 2020
Jugábamos a dejarnos caer
uno en los brazos del otro, como hacían
las actrices de las películas con Marlon
Brando, y después suspirábamos y reíamos
sin saber que estábamos acostumbrando
el corazón al dolor.
Queríamos un amor del uno por el otro
sin vacilaciones, como si la desgracia nos
sirviera y, viendo películas, creíamos que
el pecho era todo en movimiento y no
sabíamos que la vida podía pararse un
día. Yo aún te dije que me dolían
los brazos y que, a pesar de ser el chico, el
cansancio llegaba y se instalaba en mi
pozo de miedo.
Tú te reías y te dejabas caer una y otra
vez a la espera de creer únicamente en lo que
fuese más inmediato,
cuando las películas terminaban,
cuando percibíamos que el mundo estaba
hecho de distancia y tanto tiempo vacío, tú
te quedabas muy femenina y abandonada y yo
sufría aún más por ello. Estabas tan
diferente de mí como si ya te hubieses
marchado y yo fuese apenas un local olvidado
sin mayor significado en tu camino.
Tú decías que si muriésemos juntos
entraríamos juntos en el paraíso y querías
culparme por ser triste de otro modo, un
modo más perenne, lento, cobarde. Yo
te amaba y juzgaba que amar era
amoldar el cuerpo al peligro. Caía yo
en tus brazos, hacías un
bigote en tu rostro como si fueses
Marlon Brando.
Yo, que te descubría como se
descubren fantasías en el infierno, no
quería que me besase Marlon Brando y
entraba en una combustión modesta que,
a la par que los latidos de mi corazón,
iluminaba mi rostro como lámpara fallando
Mi madre decía, Valter ten cuidado, no
juegues así, te vas a partir una pierna,
te vas a partir la cabeza, te vas a partir el
corazón. y tenía razón, fue todo verdad.
Valter Hugo Mãe
. Valter Hugo Mãe . Luanda . Angola . 1971
Versión. Martín López . Vega
.. Fotograma . Un tranvía llamado deseo. Elia Kazan . 1951
Versión. Martín López . Vega
.. Fotograma . Un tranvía llamado deseo. Elia Kazan . 1951
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