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Y también no estar triste,
no crecer con las fuentes, no doblarse en los sauces.
Ancha es la luz para dos ojos, y el dolor danza
en los pechos que aceptan sin flaqueza sus fríos escarpines.
Y no decirte ni lejana ni perdida
para no darle razón al mar que te retiene.
Y elogiarte en la más perfecta soledad
a la hora que tu nombre es la primera lumbre en mi ventana.
Benditos sean mis ojos
Porque tan alto miraron.
Julio Cortázar
. Julio Cortázar. Bruselas . Bélgica 1914 . París . Francia . 1984
... Imagen . Sandra Scherer
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