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Buenos Aires , segundo miércoles del séptimo mes de 2010
Y cada vez que voy sobre ella
y sobre ella descargo el alud de mi amor
el rostro suyo de la querida empalidece
pone de blanco su estupor, retrocede,
le cae como una helada de miedo
el susto de sentirse amada
por el salteador este que le dice amada
salvadora le dice le digo no sabe usted
no sabe cuanto
cuanto no me deja morir.
Marcos Silber
. Marcos Silber . Buenos Aires . Argentina . 1934
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