filamento

.
.



Es el aquí.
Es el ahora.
Las bellezas por venir deberán ser nuevas.
La invité a ver el renacimiento de un cristal: frío y plano como una píldora.
Fibras brillantes parpadeando en matrices estéticas bajo un floreciente amanecer de sal.
Lo que me conmueve y por tanto me guía es lo que está vigente, vivo.
Preveo el surgimiento inminente de una enorme desnudez, de una limpieza inmensa que brotará en todos los rincones del significado.
Huelo cambios, que traerán consigo alivio, igual que la húmeda promesa de un chaparrón de verano.
Una nueva era y una nueva comprensión de la belleza como campo y ya no como lugar geográfico.
Se acabaron los conceptos unívocos, la contemplación, el cálido efluvio de los tréboles, los regazos que respiran agitadamente, las historias como símbolo, los famosos personajes.
Se acabó el hombre.
El apoyar la frente en el puño, el llevarse la mano al escote, comprendidos como puñetazos de ruidos sordos, de naturaleza agitada, una naturaleza a su vez concebida con color, dotada de forma e investida de perfumes, algo que ofrece significado en virtud de sus cualidades.
Se acabaron las cualidades.
Se acabaron las metáforas.
Números de Gödel, gramáticas libres de contexto, autómatas finitos, funciones de correlación y espectros.
Un aquí que ya no sea sensual sino causal y eficaz.
Un aquí entendido de la manera más íntima.
Electrónica de plasmas, notebook, celulares, sistemas de gran escala, amplificación operacional del diario devenir.
Admito que tragicamente, me veo a mi mismo como un esteta de lo frio, de lo nuevo, de lo correcto, del aquí veraz e impecable.
Variable como la ley de Poisson y morfológicamente denso: piezas cuya forma, dimensión, carácter e implicancia puedan expandirse como sargazos a partir de un criterio de función y una estructura de relación simple.
Odas a y de Green, Bessel, Legendre y Eigen.
Sí, ha habido momentos en este último año en que casi he tenido que resguardar mis ojos ante el reflejo del procesador de texto: yo mismo me he convertido en axioma, en lenguaje, en regla de formación y al parecer he desprendido un brillo blanco como un filamento incandescente de un rayo justiciero.


David Foster Wallace . La niña del pelo raro



. David Foster Wallace . Nueva York . EEUU . 1962 . California. EEUU. 2008
  Versión Javier Calvo
... Imagen . Anna Poloneeva

 
 
.