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Hervé Joncour sintió resbalar el agua por su cuerpo, primero sobre las piernas, y después a lo largo de los brazos, y sobre el pecho. Agua como aceite. Y un silencio extraño a su alrededor. Sintió la ligereza de un velo de seda que descendía sobre él.Y la mano de una mujer –de una mujer- que lo secaba acariciando su piel por todas partes: Aquellas manos y aquel paño tejido de nada.
Él no se movió en ningún momento, ni siquiera cuando sintió que las manos subían por los hombros hasta el cuello y los dedos –la seda y los dedos-, subían hasta sus labios, y los rozaban, una vez, lentamente, y desaparecían.
Alessandro Baricco . Seda
. Alessandro Baricco. Turín . Italia. 1958
... Imagen . Zhang Ahuei
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