Tomaré un café en un sitio de otros tiempos
Y con el sabor de la soledad que me persigue
Escribiré los versos hundidos del vientre
Pensando en aquel café que tomaremos juntos
Caminaré por las avenidas grises de un París radiante
En búsqueda de aquella librería (española)
En búsqueda de aquel libro (agotado)
Que nunca he de hallar
Tomaré un mate en el café argentino del bulevar Saint Germain
Miraré hacia un lado, hacia atrás quizás
Y estaré de nuevo en mi Buenos Aires perdido
En mi Buenos Aires herido
Caminaré por las calles las plazas las iglesias el río y lo demás
Deteniendo la mirada y el zapato en las casillas de mi vida
Esbozada con la tiza de colores en la acera
Y alcanzaré el cielo
Tomaré una copa de vino tinto y con un viejo tango
Deslizada entre las sombras de un diván oscuro
Me olvidaré la hora el lugar el tiempo
Me olvidaré de ti que jamás estás
Caminaré por fin hasta la madrugada
Escucharé mezclarse pájaros y estrellas
Mi corazón colgado de tanto caminar
Y tomaré un café el último del día.
Samantha Barendson
. Samantha Barendson . Vilanova i la Geltrú. España . 1976
...Imagen . Café de Flore . Cartier Bresson
Tal vez fue el baño de luna que tomé en la terraza mirando cielo o los reflejos magamente aluciernados sobre las pocas ventanas que distinguía desde el piso quince de la calle Arcos, acaso fue la risa de mi gente subiendo por la escalera, o tan sólo champagne.
Quizá fue darme cuenta por arte de magia que justo en el centro de mi pecho habita el fuego que busco fuera.
La vida es breve me dicen y por primera vez hago cierto ese antiguo juego infantil en el que se debe saltar con los pies juntos, los ojos tapados y el corazón liviano como pájaro.
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Pd. A los que pasan por Spleen qué no sé quiénes son (ahí la belleza) un vitamínico 2015. Gracias a tutti.