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Hay noches que pierdo mi yin yang
nunca más nos encontramos por la calle
bajo la luz escandalosa de la luna
que cae y vuelve a caer. Se despedaza.
Dejándome loca, danzando sola
sin tu voz teñida de fasos.
En mis huesos los girasoles quemados
de nuestro Hiroshima
y las cenizas que el viento malgastó.
Es así flaco, no hay nada después de vos
ya no cantan los pájaros africanos
tengo los oídos tapados.
Por la rotura del techo gotean brasas
quemándolo todo
hasta lo que quedó del amor.
Malena Ezcurra
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